Tras el proceso de mezcla, a menudo es esencial transportar los materiales hasta la línea de envasado o al punto de carga de la máquina de procesamiento. Este paso desempeña un papel crucial debido al riesgo de desmezclado entre productos con diferentes granulometrías y densidades.

El fenómeno de desmezcla se presenta principalmente en los transportes neumáticos en fase diluida, resultando en la estratificación de los productos a la llegada. Tanto el envasado como la máquina de procesamiento requieren claramente una alimentación con una mezcla uniforme, evitando la segregación de los diversos componentes.

El transporte en fase densa se presenta como una solución eficaz para mantener las mezclas intactas, transportando los productos compactados a bajas velocidades.

El propulsor, que actúa como el órgano de llenado de la línea, transfiere una considerable cantidad de producto dentro de la tubería, creando una especie de paquete que, impulsado por el aire o el fluido de transporte a lo largo de todo el recorrido, llega a su destino.

La regulación de la presión del fluido que actúa sobre el paquete permite aplicar la fuerza mínima necesaria para desplazarlo. Este enfoque permite el transporte de grandes cantidades de producto de manera compacta y a baja velocidad, y es precisamente la típica conformación en paquetes que el producto adopta en la tubería lo que contribuye a preservar la integridad de las mezclas.